35mm

21 agosto, 2017

El mes pasado estuve trabajando en Perú en un viaje que me llevó a las tres regiones que caracterizan su geografía; Costa, cordillera y selva.

Al igual que México, este es uno de los 14 países biodiversos del mundo por lo que el cambio de ecosistema es bastante significativo en términos de clima. No es lo mismo estar trabajando en el calor de la selva a amazónica que en el frío altiplano o la cordillera andina.

En esta ocasión el motivo del viaje fueron una serie de conferencias y talleres para los que fui contratado por varias universidades en diferentes regiones del país, así es que sabía que no iba a tener mucho tiempo para salir a tomar fotos.

Bueno, eso es un decir. En realidad siempre hay tiempo para salir a tomar fotos, especialmente si son fotos que haces sólo por el gusto de hacerlas. Así es que, con esto en mente, decidí llevarme sólo mi 35mm f/1.4, uno de mis lentes favoritos.

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Las razones por las que me gusta tanto este objetivos son simples. Es ligero y compacto -algo que agradezco por que siempre cargo mucho peso-. Es muy luminoso, nítido y no distorsiona.

Su ángulo de visión es de 94 grados, así es que es más amplio que un 50 mm, el cual sólo cubre 63 grados. Aún así mantiene esa “cercanía” con la persona que estamos fotografiando, algo que no pasa con los objetivos más angulares.

Por estas cualidades es un objetivo fijo muy versátil para viajar, pues es muy bueno para retrato y funciona bastante bien para tomas de paisaje no muy abiertas. En mi opinión un lente maravilloso.

Ahora hay que aclarar, no es tan versátil como un objetivo de distancia focal variable -mejor conocido como zoom-, eso es claro, pero si hablamos de calidad óptica, no hay como un objetivo fijo.

Durante mis días en Arequipa tuve la oportunidad de visitar el Valle del Colca, el cual es famoso por varias cosas, entre estas, la Cruz del Cóndor. Un mirador del cañón, donde cada mañana se puede admirar el vuelo de los cóndores. Un espectáculo que no me podía perder.

Si dije que sólo llevé mi 35mm verdad! Bueno, lo admito, ese día si extrañé mi 70-200mm. Definitivamente me hizo falta para fotografiar más de cerca a estos imponentes animales, y aunque al final conseguí un 100 mm prestado, me quedé corto en rango para esas fotos en particular.

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Felizmente -como dicen allá-, el próximo año voy a regresar al Valle del Colca y les aseguro que voy a ir mejor preparado para las fotos del los cóndores.

Fuera de ese momento, realmente disfruté usar sólo un lente. Especialmente en los pequeños poblados del valle, donde los las personas son tan amables como folklóricas. De hecho, el famoso baile del Wititi es de esta región.

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Ya se que se están preguntando, cuál es el baile del Wititi. La respuesta sólo la sabrán cuando visiten el Valle del Colca y para que se animen les dejo la página oficial de turismo en Perú.

http://www.peru.travel/es-pe/que-hacer/naturaleza/valles-y-canones/valle-y-canon-del-colca.aspx

Saludos